Francisco
nace el 21 de agosto de 1567, en el Castillo de Sales. Dicen que su madre
Francisca, antes de que él naciera, tuvo un sueño en el que lo vio recorriendo
los campos como un buen pastor, recogiendo las ovejas que se perdían y
llevándolas otra vez al rebaño.
El
día que hizo su primera comunión se propuso que no pasaría un día sin haber sido
a hacer una visita a Jesús.
Estudió
en Paris, en el colegio de los jesuitas, que lo formaron y le enseñaron a ser
una buena persona. Se ordenó sacerdote. Sus dos santos preferidos eran: San
Francisco de Asís y San Felipe Neri. De ellos aprendió a vivir siempre alegre y
a ser muy optimistas en la vida.
Más
tarde fue a las misiones y aunque allí las gentes en un principio no los
acogieron bien, y Francisco lo pasó mal, no se cansó de enseñarles quien era
Jesús y así, con su trato siempre lleno de bondad, se fue ganando sus
corazones.
A
Francisco le gustaba mucho escribir. Por eso es el Patrón de los Periodistas.
Una de sus obras: “Tratado de amor a Dios” hizo que le dieran el título de
Doctor de la Iglesia. Escribía de forma muy sencilla para que todas la personas
pudieran leer sus libros.
Le
llaman el santo de la amabilidad, porque intentaba en todo momento ser dulce y
comprensivo, paciente y bondadoso. Hasta el momento de su muerte, que fue el 28
de diciembre de 1621, no paró de predicar, de enseñar, de visitar a los
enfermos y de ayudar a los pobres, porque en ellos se encontraba con Dios.
San
Juan Bosco puso a sus religiosos el nombre de “Salesianos” (Sales- Salesianos)
en honor a él. Quiso que fuera modelo para ellos de amabilidad y dulzura, y
puso bajo su protección a todos sus jóvenes.
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