Andando por la red, buscando
una información me he encontrado con
este cuento: “El Elefante que de una Mariposa se enamoró”.
Os lo traigo, porque me
pareció interesante la idea del amor entre seres tan diferentes, porque entre
otras cosas justifica que el amor no tiene fronteras y que los parecidos y los
lugares de encuentro están en todas partes: oreas de elefante y alas de
mariposa !!!
Además, yo amo la diversidad
en general y me gusta muy poco la globalidad.
VIVA LAS DIFERENCIAS, de
todo tipo: carácter, color, religión, pensamiento, opinión,....
El Elefante que de una
Mariposa se enamoró
“Érase que se era porque fue
una vez que un Señor Elefante de las estepas africanas conoció a una Señora
Mariposa de Madagascar que estaba por casualidad de viaje de turismo por el
África Central.
La Señora Mariposa que era
revoltosa porque su vuelo es así saludó de forma efusiva al tranquilo Señor
Elefante que caminaba pisando con mucha seriedad pero sin mirar lo que pisaba
porque siempre pisa fuerte porque así lo hace y así es desde que África es.
El Señor Elefante devolvió
el saludo sin mucha efusividad porque lo suyo es la lentitud y el control de
los modales y a una desconocida tampoco hay por qué hacerle muchas sonrisas no se vaya a pensar
cosas que no hay que pensar pero el Señor Elefante se conmovió cuando la bella
Señora Mariposa sobre su cabezota se posó y débilmente aleteó sobre pequeñas
heriditas de ramas espinas de cuando el Señor Elefante de las altas copas busca
frutos para su alimentación y así lo alivió.
La Señora Mariposa que es
dichararera se decidió a intercambiar comentarios con el Señor Elefante y esas
cosas comentaron:
Somos bastante iguales,
porque si tú tienes orejas grandes como de mariposa yo tengo alas tan grandes
como orejas de elefante y más grandes que todo mi pequeño cuerpo.
Tú tienes una gran trompa
prensil y yo también tengo trompas que me sirven igual que a ti para recoger
los alimentos y tú entras en un establecimiento y con toda tu fortaleza lo
dejas como una cacharrería y yo aleteo con toda mi debilidad y provoco un tsunami
en el otro extremo del mundo.
Y fíjate que por otro lado
Señor Elefante también tenemos cosas muy dispares pero que es fácil concluir
que nos complementan:
Tú pesas un montón y yo no
peso casi nada y tú vives un montón de años porque te caracteriza la longevidad
y mi vida es efímera y tu memoria es enorme o así he oído que lo dicen y yo no
tengo memoria y tú eres sólo de color gris y yo disfruto de mucho colorido y tú
caminas pesadamente porque pesado lo eres y a veces trotas un poquito y yo ni
camino ni troto sino que revoloteo y tú te comes 500 kg. de vegetales cada día
y yo pellizco pequeñas cantidades de néctar en las flores y por eso despido
olores y tus crías ya pesan al nacer 100 kg. y mis capullos son livianos y casi
sin peso y la gestación de tus hembras es larga y la de las mías breve.
¿Y qué ocurrió?
Pues ocurrió que el Señor
Elefante se enamoró.
Y ocurrió también que la
Señora Mariposa se enamoró.
Y se paseaban por la estepa
africana del África Central él al trote alegre y ella con revoloteo de jolgorio
de jilguero y no de mariposeo porque a veces queda como un poco de tonto de
pueblo hasta que a ella se le antojó que
podía provocar cosquillas en la enorme nariz de su amado con su enorme amor
minúsculo y volátil.
Y entonces se introducía un
poquito en la trompa del Señor Elefante y jugueteaba con sus linditas alitas de
colorines hasta que el Señor Elefante se moría de la risa y tanto se reía que
para serenarse se revolcaba patas arriba en las ciénagas africanas y después se
introducía en el agua de los ríos para recuperar la tranquilidad y serenidad
que la Señora Mariposa le hacía perder con su cosquilleo en su larga y potente
trompa que de la risa se le partía.
Pero en uno de esos juegos
de amistad y amor qué sucedió: que el Señor Elefante demasiado aspiró y a la
Señora Mariposa se la tragó.
Y el Señor Elefante
estornudó y estornudó y así volvió a estornudar para recuperar a la Señora
Mariposa pero la Señora Mariposa no apareció.
Y entonces el Señor Elefante
entristeció.
Decidió iniciar un paseo
cansino y pesado y sin mirar que era lo pisado por todo el África Central
compungido y casi empequeñecido por lo entristecido porque la Señora de la que
se enamoró desapareció porque se la comió.
Pero sucedió que a los pocos
días estornudó y de su estornudo surgieron cientos de bellísimas mariposas de
alas de colores y revoloteo frágil y hábil y luminoso y revoltoso y entonces
comprendió.
La Señora Mariposa de la que
se enamoró le regalaba hijas y más hijas y más hijas que de su felicidad y de
las de otros muchos se ocuparían porque sus genes ya sabían del romance del
Señor Elefante con la Señora Mariposa y eso quiere decir que todo amor es
posible incluso a veces inevitable auque nos parezca que no.
Y entonces el Señor Elefante
enloqueció de alegría y corrió y trotó y corrió y saltitos dio por todo el
África Central y el resto de África que no sé ni cómo se llama y contagió y
contagió y contagió su felicidad a todos los animales con los que amistó y
decidió dedicar el resto de su vida a enseñar a estornudar a todos los animales
porque un estornudo fue la causa de su enorme y longeva felicidad.
¿Y alguna cosa ocurrió?
Sí que ocurrió, y ocurrió
que cada animal que aprendía su estornudo de Elefante enamorado de una Señora
Mariposa de Madagascar despedía cientos de bellas y frágiles y livianas y
enamoradizas mariposas que son las que cada primavera revolotean por toda la
tierra y con su alegría hacen la risa de toda la selva y son la alegría de la
campiña y de la montaña y del agua y de los guijarros de los ríos y de las
praderas de toda la Tierra y nos inundan de color y también de ganas de bailar
porque vuelan como bailan los tontos amorosos de los pueblos que es el baile de
verdad porque es el del amor y yo descubrí que el ruidito diminuto de las mariposas
es el ruido de la naturaleza que nadie entendía y es el de la Señora Mariposa
que del Señor Elefante se enamoró.
Parece que al final de su
vida el Señor Elefante hasta voló y sus orejas ya no eran grises sino de vivos
colores y despedían lindos olores, pero ya no sé si así es o simplemente yo
quisiera que así fuese y por eso me lo invento porque me gusta aunque es bien
verdad que el resto de la historia es real como la vida misma y por eso hace un
rato una Señora Mariposa revoloteó mi cabeza para que yo escribiera con toda su
belleza la historia de amor entre el Señor Elefante del África Central y la
Señora Mariposa de Madagascar.”
Y a mi amiga tan querida que
es a quien dedico este cuento y como que yo decía que a veces es mariposa y a
veces es elefante este pequeño poema también se lo recito :
“Cuando aparece
la mariposa,
aleteo de amor.”
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